Alfonso Otaegui: "Hoy, el uso de herramientas digitales es un prerrequisito indispensable para el ejercicio de la ciudadanía"

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A principios de 2022 se publicó el libro Smartphone Global. Más allá de una tecnología para jóvenes, editado originalmente en inglés como de The Global Smartphone por UCL Press. Esta publicación se basó en el proyecto “Antropología de los Smartphones y del Envejecimiento Inteligente”, o ASSA por su sigla en inglés. Una iniciativa global, impulsada por el Departamento de Antropología de University College London, enfocada en la experiencia de envejecer en un segmento demográfico que generalmente no se considera a sí mismo ni joven ni mayor. El proyecto se interesó particularmente en el uso del smartphone y sus consecuencias en este grupo, pues estos aparatos hoy son parte de una tecnología global y cada vez más ubicua que previamente se ha asociado con la juventud. También se quería considerar cómo el smartphone ha impactado en la salud de las personas de este grupo etario y ver si podríamos contribuir a este campo al informar sobre las formas en las cuales las personas adoptan los smartphones como un medio para mejorar su bienestar.

El proyecto estuvo integrado por once investigadores que trabajaron en diez sitios de campo en nueve países diferentes. La experiencia chilena, apoyada por el CIIR y Antropología UC, fue desarrollada por el académico de nuestra escuela Alfonso Otaegui. En la siguiente entrevista, Otaegui aborda los pormenores del trabajo etnográfico realizado. 

Cuéntanos acerca del trabajo etnográfico que desarrollaste y que ha sido mencionado en el libro publicado recientemente.

Trabajé en la Región Metropolitana, específicamente en el barrio Yungay, con migrantes peruanos. Hablamos de tres trabajos de campo distintos. Por un lado, con migrantes peruanos que viven hace veinte años en Chile y que corresponden a lo que podríamos llamar una mediana edad tardía, es decir tienen 60 años aproximadamente. Aún trabajan, están lejos de jubilarse y están muy activos. Aquí se nota la ambivalencia de la edad: no son jóvenes, pero tampoco adultos mayores; se podría decir que están entre dos generaciones. Este proyecto se llama Envejecer con teléfonos inteligentes en el Chile urbano: la experiencia de peruanos migrantes. Son una generación que tiene aún a sus padres vivos –con 80 o 90 años- y sus hijos han sido criados o han nacido en Chile. Son personas que están a mitad de camino entre dar cuidado, pero al mismo tiempo no quieren recibir cuidado de sus hijos cuando lleguen a ser adultos mayores. Es un cambio intergeneracional.

¿Cómo accediste a esta comunidad?

A través de redes de peruanos religiosos que participaban de la parroquia Latinoamericana de Parque Bustamante, y también por medio de varias asociaciones. Ciertas hermandades religiosas que veneran a santos y vírgenes peruanas aquí en Santiago.

¿Cómo caracterizarías a las personas que participaron de tu trabajo de campo?

Viven entre dos países. Se criaron hasta los 30 y 40 años en Perú y en la segunda mitad de sus vidas migraron hacia Chile. Aquí es donde entra el rol que cumplen los teléfonos inteligentes. Les permiten sostener un vínculo en esa familia transnacional, es decir, continúan en contacto con sus parientes que están en otros países, como Perú, España y Estados Unidos, entre otros. Este trabajo de campo comenzó en enero de 2018 y se prolongó hasta mayo de 2019. Acompañé migrantes peruanos para seguir las procesiones religiosas en las que se involucraban.

¿Qué elementos podrías destacar de este trabajo etnográfico?

La continuidad de ciertas tradiciones, como la gastronomía. Son personas muy dedicadas al trabajo, se cuidan, perciben los signos tempranos de la edad avanzada. Están a mitad de camino entre una juventud que ya no tienen como antes y una edad avanzada que no quieren ver. A los 60 años no se ven como vieron a sus padres a esa misma edad. No recibir cuidados es un discurso sobre sí mismos, no quieren ser una carga. Por ejemplo, hablando sobre funerales, varios han decidido optar por la cremación, al ser un procedimiento breve que evita situaciones de alto costo como lo es la repatriación. Además, sus hijos no rinden culto a los muertos en los cementerios. Entonces, prefieren que ellos no sientan la culpa de ir o no, entonces ya que no irán, mejor descansar en un ánfora en lugar de un ataúd. Un entierro móvil para personas móviles. No quieren ser una carga ni siquiera después de la muerte. Este trabajo con migrantes peruanos ocurría solo cuando tenían actividades religiosas: bingos, festival de marinera, eventos patrios, misas, el aniversario de Arequipa, mítines del club peruano, etcétera.

 

Cuéntame acerca del segundo proyecto etnográfico que desarrollaste, vinculado con el ámbito de apps y el cuidado en salud.

Simultáneamente al proyecto de migrantes, emprendí un estudio con enfermeras oncológicas de enlace que gestionaban el tratamiento al que se someten pacientes con cáncer. Como ni el médico ni el sistema tienen tiempo, las enfermeras les explican a los pacientes cómo debe seguir el tratamiento y este es seguido a través de WhatsApp. Cuando la enfermera a cargo, que también era peruana, me cuenta cómo la tecnología le ha facilitado el trabajo, habla de una app de salud que le permite gestionar el tratamiento de pacientes a distancia, para que no vayan a la clínica o por si tienen una reacción adversa a la quimioterapia; se les envía una imagen de referencia, por ejemplo. Esta app no es otra cosa que WhatsApp. A esta enfermera la conocí a través del proyecto de migrantes. Esta iniciativa se desarrolla en un sector del Hospital Sótero del Río.

¿Cómo se intersectan y se publicarán estos trabajos?

El trabajo junto a los peruanos migrantes se transformará en una monografía. En el caso de las enfermeras y el uso de WhatsApp, es parte de un libro sobre salud móvil que saldrá durante 2022.

El tercer proyecto etnográfico que desarrollé trata sobre alfabetización digital en adultos mayores. Hice un año de observación participante en cursos sobre uso de teléfonos inteligentes y computación en adultos mayores. Hablamos sobre jubilados, adultos mayores con las problemáticas afines a su edad. Aquí hice observación participante y dicté un curso para ellos. De este modo, descubrí patrones en el uso de teléfonos móviles. Es importante recalcar que para entender la relación de una persona con el smartphone debemos primero entender a toda la persona, no solo como usuario. En función de esto, participé en dos iniciativas de alfabetización digital: Fundación Conecta y el Centro de Envejecimiento UC y Coopeuch.

¿Cuáles son las características que definen al grupo de adultos mayores con quienes trabajaste?

Son personas clase media-media, aunque no sé si esta categoría puede aplicarse en Chile. Desarrollé el trabajo de campo en Santiago Centro, en un Inacap, gestionado por la Municipalidad de Santiago y también en el Centro Cultural del Adulto Mayor de esta comuna. Son personas que viven en Santiago centro, cuentan con educación secundaria completa y varios poseen carreras universitarias. Viven de sus respectivas jubilaciones y, por lo mismo, solo pueden optar por actividades de capacitación gratuitas. Cuentan con teléfonos inteligentes con un plan de datos; son propietarios y tienen entre sesenta a ochenta años. En su mayoría, mujeres.

¿Cuál es la problemática que identificaste?

Chile es el país más digitalizado de América Latina, tanto por penetración de internet como por distintos indicadores de competitividad digital. Sin embargo, les falta el indispensable proceso de transferencia de conocimiento, se cree erróneamente que con el dispositivo y las conexiones basta. Y falta el conocimiento.

¿Cómo seguiste trabajando con estos distintos grupos durante la pandemia?

En el caso de los peruanos, observé que se realizaron más encuentros vía Zoom. Desde que empezó la pandemia, rezaban por Zoom todos los días, transmitiendo por Facebook. Por lo mismo, la continuidad del uso de aplicaciones se intensificó.

En el caso de los adultos mayores, a través del grupo de WhatsApp que armamos, comencé a enviar instrucciones sobre cómo utilizar tal o cual aplicación. Cuando comenzaron a aparecer las fake news en salud, intervine para desmitificarlas. No indagué sistemáticamente, pero sí puedo contarte que personas de formación universitaria dispersaban noticias faltas simplemente porque confiaban en la persona que se las había enviado.

Una de las dificultades es que a través del dispositivo acceden a Internet. Una cosa es tener una computadora y otra muy distinta es cuando el único dispositivo a través del cual puedo comunicarme es el teléfono. Entonces, durante la pandemia les envié instructivos por WhatsApp, capturas de pantalla con instrucciones encima. Ellos las recibían, algunos las imprimían, otros las copiaban en papel, y luego con esta referencia tomaban el teléfono e intentaban un ejercicio. Una adulta mayor en particular tuvo que aprender a usar la app de Banco Estado. Para ella creé un instructivo y se lo mandé. En otro caso, un adulto se manejaba bien las apps, pero su círculo social no tenía sus mismas capacidades. Y es necesario que los dos términos de la comunicación deban estar alfabetizados de igual manera. Durante la pandemia, a través de este grupo de WhatsApp empezaron a difundir el boom de la gente cantando en los balcones u otras actividades en línea, como los paseos virtuales por museos. He seguido trabajando con ellos en cuestiones como aprender a instalar Zoom, ya que la interfaz de este programa para el teléfono es un poco más compleja, siendo un desafío fuerte para un adulto mayor.

¿Qué conclusiones obtuviste de este proceso de observación en adultos mayores y su vínculo con la tecnología de los teléfonos inteligentes?

Hay una baja autoestima frente a los dispositivos tecnológicos, una especie de viejismo introyectado. Ciertos presupuestos que asocian la tecnología a la juventud, que no van a poder usar los dispositivos. Por ejemplo, hay temas materiales, como que los teléfonos son viejos, cuentan con poca memoria o ya es imposible actualizarlos. Y ellos suelen culparse de este tipo de situaciones que escapa por completo a sus habilidades. Se echan la culpa a sí mismos. También poseen poca tolerancia a la frustración.

Ocurre, además, que los cursos a los cuales asistían contaban con pocos recursos. Un aula de 25 alumnos y un solo profesor. La mayoría de los smartphones tienen como sistema operativo Android y la interfaz en distinta por cada una de las marcas. Son cursos de cuatro sesiones en donde se comienza a competir por la atención del profesor. Por el contrario, en el curso que ofrecí dejé que ellos hicieran las preguntas que quisieran y apliqué criterios de pedagogía gerontológica; es decir, decompuse todo paso a paso, entregué poca información en una clase y la repetí muchas veces; coordiné las miradas, por ejemplo, en un momento todos miran al pizarrón y después, a sus respectivos dispositivos. Estos recursos permiten un aprendizaje efectivo.

¿Cuáles son los factores que preeminentemente inciden en la relación de los adultos mayores con la tecnología?

Desde luego, el interés y motivación iniciales. La pandemia del Covid-19 generó una especie de digitalización forzada: hubo que aprender a pagar en línea, a utilizar aplicaciones. Varios adultos mayores se sintieron obligados a utilizar intensivamente ciertas tecnologías. Otro factor que define el vínculo que puedas tener, deriva de, por ejemplo, si alguna vez en tu vida usaste una máquina de escribir. Si cuentas con esta experiencia podrás reconocer un teclado y ciertos íconos. También incide el nivel educacional y tu ámbito familiar. Por ejemplo, hay familiares y proveedores de teléfonos que no tienen idea de pedagogía gerontológica y no tienen paciencia para enseñar. El adulto mayor les pregunta cómo hacer tal o cual cosa, ellos toman el teléfono, lo hacen y lo devuelven, en vez de dejarle al adulto mayor esta tarea.

Uno de los mayores miedos es a desajustar el teléfono. Es algo valioso, de apariencia frágil, pero cuyo sistema puedes reinstalar desde cero. No es un miedo a que se caiga al suelo sino un miedo a utilizarlo incorrectamente. Lleva mucho tiempo sobrepasar este miedo.

¿Cuáles eran las condiciones del curso que impartiste?

Eran 25 alumnos por cada curso, el cual se renovaba mes a mes. Al fin, realicé ocho cursos idénticos.

¿Cómo crees que la pandemia ha agudizado los hallazgos de la investigación que realizaste?

Lo que hace la pandemia es enfatizar una tendencia existente que es la hiperdigitalización. Así bien, los adultos mayores están en el entrecruzamiento de dos tendencias; por un lado, envejecimiento de la población y por otro, la hiperdigitalización de los servicios. La pandemia impulsó la hiperdigitalizción. Si se sigue esta dirección y no se provee el conocimiento necesario para conocer cómo funcionan estos dispositivos, se produce una exclusión digital que se traduce en exclusión social.  Hoy, el uso de herramientas digitales es un prerrequisito indispensable para el ejercicio de la ciudadanía.

Más información:

1)- Trabajo de campo: migrantes peruanos

Descripción del trabajo de campo : Otaegui, A. (10 de octubre 2018). The Purple Month. https://blogs.ucl.ac.uk/assa/2018/10/10/the-purple-month-by-alfonso-otaegui/  

Otaegui A. (30 de enero 2020). “Not working? I would die…!”: on Peruvian migrants and their prospects on an acceptable retirement in Chilehttps://blogs.ucl.ac.uk/assa/2020/01/30/not-working-i-would-die-on-peruvian-migrants-and-their-prospects-on-an-acceptable-retirement-in-chile/

[Aclaración sobre este post: hoy en día –a la luz de más reflexión y análisis– no creo que no se jubilen. Creo que era una expresión sobre el futuro que habla más bien de su presente y su vitalidad]

Sobre funerales: On ageing, migrants, and cremation: a moving burial for moving people https://blogs.ucl.ac.uk/assa/2020/12/11/on-ageing-migrants-and-cremation-a-moving-burial-for-moving-people/

2)- Trabajo de campo: WhatsApp y enfermeras de enlace

Otaegui A. (8 de diciembre 2018). Enfermeras de enlace y WhatsApp: un ejemplo de ‘inteligencia desde abajo’https://blogs.ucl.ac.uk/assa/2018/12/11/enfermeras-de-enlace-y-whatsapp-un-ejemplo-de-inteligencia-desde-abajo/

 

3)- Adultos mayores y adopción de smartphone

Otaegui A. (22 de abril 2019). Older adults in Chile as digital immigrants: facing the ‘digital transformation’ towards a paperless worldhttps://blogs.ucl.ac.uk/assa/2019/04/22/older-adults-in-chile-as-digital-immigrants-facing-the-digital-transformation-towards-a-paperless-world/

Otaegui A. (26 de febrero 2019). The less you know, the more you learn: on teaching smartphone usage to old adults in Santiagohttps://blogs.ucl.ac.uk/assa/2019/02/26/the-less-you-know-the-more-you-learn-on-teaching-smartphone-usage-to-old-adults-in-santiago/ 

Otaegui, A. (12 de agosto 2018). “Blame the phone!” UI design and elderly smartphone usershttps://blogs.ucl.ac.uk/assa/2018/08/12/blame-the-phone-ui-design-and-elderly-smartphone-users/

Otaegui A. (11 de junio 2018). Experiences of ageing: as diverse as the experiences of using a smartphone.  https://blogs.ucl.ac.uk/assa/2018/06/11/experiences-of-ageing-as-diverse-as-the-experiences-of-using-a-smartphone/

Descargar libro:

El Smartphone Global: Más allá de una tecnología para jóvenes